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Actualizado el 31 de Diciembre de 1969


Secretos de Vida: “La vida es un teatro” Capítulo 16


Preparativos de boda…y un nuevo personaje alarmante.

“Lucha por lo que realmente quieras conseguir”

Luego del estreno de Romeo y Julieta, el elenco está colmado de felicidad por el éxito. Samuel decidió desarrollar la obra cinco veces en la semana y los actores pueden descansar en el día, ya que no necesitan los ensayos cotidianos. Los periódicos, la TV, revistas, redes sociales comentan el éxito de la obra.

Con Samuel decidimos realizar una boda sencilla con la presencia de ambas familias, amigos en común y todos los integrantes del equipo en quince días. El problema consistió en determinar donde viviríamos. La casa de él es más amplia y cómoda que mi departamento y he comenzado a desarmarlo.

Estoy feliz… Es un sueño lo que estoy viviendo, porque jamás imaginé que el amor fuera tan fuerte que hace retroceder a las vivencias de la adolescencia. Esa fuerza inexplicable, el despertar sonriendo con la ilusión de las anheladas caricias, un hormigueo que recorre el cuerpo volando al infinito, la transformación de dos seres cuando existe el verdadero amor. Dar el alma por el ser amado, recibiendo la recompensa de la otra alma gemela. Amar y sentirse amada, representa para la mujer un cúmulo de sensaciones donde se unen las fuerzas, energía, ímpetu, voluntad, sonrisas, buen ánimo, ver el entorno iluminado, todo esto da fuerzas en el andar y empuja a luchar. No interesa el entorno porque toda la energía, se plasma en el ser amado. Es pensar, caminar, conversar, leer, trabajar, en forma mecánica porque en la mente, sólo existe el otro ser. Es entenderse en silencio, comprenderse con la mirada, es el contacto de la piel que estremece el corazón agitado y el habla se apaga en los susurros del “Te Amo”. 

Decidí estos días organizar mi cambio de vida y recluirme del trabajo de psicóloga y periodista. En el teatro dejé a Laura (la coordinadora general) a cargo de su trabajo y comunicarme cualquier novedad. Laura es un ser especial, confiable, que armoniza el ambiente en todo momento. Interrumpió mis tareas el timbre… No esperaba a nadie… Abrí la puerta y vi a una joven que no conocía, llorando desconsoladamente.

_Perdón. Soy Emy. Estuve sentada a su lado la noche del debut de “Romeo y Julieta”. Quizás usted no advirtió mis llantos, pero estoy en una situación que necesito su ayuda. Le ruego me escuche.

_Ah!, si recuerdo, pero creí que estabas entusiasmada y emocionada por el tema de la obra.

_En parte sí, pero era mi angustia interior que no puedo frenar. Me aconsejaron que viniera a verla y aquí estoy esperando su respuesta – expresó con el rostro bañado en lágrimas.

_Estoy en un momento complicado, anulé las consultas porque estoy preparando un cambio en mi vida – dije con pena al ver el estado de ella.

_Le ruego me escuche. Mi vida es un caos sin frontera, sumergida en un laberinto sin salida –expresó con la mirada pidiendo clemencia.

Sentí mucha pena y pensé: “No puedo cerrarle la puerta a alguien que suplica ser escuchada. Ser egoísta pensando en mi felicidad sin querer ver el dolor ajeno”. Pase largos años de estudio y mi misión en la vida es ayudar, empujar, detener, enseñar a pensar, analizar, reflexionar para obtener un accionar pensante.

_Te espero esta tarde a las cuatro de la tarde – dije firme y decidida. Sentí dentro de mi ser un alivio inexplicable. Nací para ayudar y me es imposible ver el sufrimiento ajeno, que clama presencia.

Samuel me supo comprender…

Puntualmente llegó Emy. Su rostro mostraba angustia, dolor, desazón, pero sobre todas esas emociones percibí miedo, terror a algo o alguien.

_Perdóneme que interrumpa sus momentos de felicidad, pero mi abatimiento me lleva a actuar así. No soporto más esta vida y por instantes planifico mi muerte.

_Intuyo que algo muy grave te está sucediendo y necesitas desahogar tu dolor – dije con calma imaginándome por donde se canalizaba su miedo.

Siéntate cómoda, calma tus nervios y cuando puedas comienza tu relato.

_Mi historia es muy triste. Tengo 25 años y estos últimos dos años he sido presa del pánico a causa de mi pareja. Leo diariamente los femicidios y me identifico con ellos, porque así va a ser mi final.

_No entiendo tu postura. Si adviertes el peligro ¿por qué te expones a ellos? Tu problema me interesa y te ayudaré como el tiempo me lo permita. Estoy preparando mi boda que será en quince días, y en dos meses realizaremos una gira por el exterior del país, razón por la cual tenemos tiempo para clarificar y solucionar este conflicto. No te interrumpiré y puedes contarme de tus miedos, para juntas lograr llegar a un final satisfactorio.

_Me casé a los veinte años, tengo una hija de dos años. Nos enamoramos y sin conocernos realmente, nos casamos. Transcurría el tiempo con una felicidad completa, aunque notaba en él rasgos de celoso obsesivo, que yo atribuía al amor profundo que sentía por mí. Tenía arrebatos de celos imaginarios, mezclados con peleas injustas y gritos. Luego se calmaba, pedía perdón, salíamos contentos, llegaba con regalos y promesas diferentes. Yo le creía porque lo amaba y tenía fe en ese cambio. Esas escenas eran cada vez más repetitivas e iban aumentando el nivel de gravedad. Yo trabajaba en un consultorio médico, al que me hizo renunciar, me separó de mi familia y quedé sin amigas, porque decía que en esos momentos debía estar a su disposición.

He quedado sola con mi niña, que con sus dos años percibe y siente los gritos. Sus llantos me ahogan por el daño que le producimos. Él, por su comportamiento, y yo, por aceptarlo. Anuló mi ser, ya no sé quién soy…Las escenas convulsionadas aumentan cada día, el forcejeo, agresiones verbales y físicas, son irreproducibles y peligrosas.

_Perdón… ¿Por qué en estos dos años no lo abandonaste? – pregunté angustiada al ver tanto sufrimiento.

_Por miedo, terror, por sus continuas amenazas, no sólo con mi vida, sino también con mi hija y mi familia. Me vigila constantemente, hay odio, maldad, venganza en su mirada al percibir mi indiferencia. ¡Estoy asustada! Para ir al teatro, dejé a mi hija con mis padres, pero él se las ingenió para encontrarme. Llegó a casa, amenazó a mis padres, queriendo arrebatarles la nena; luego me esperó a la salida del teatro, golpeándome, hasta perder el conocimiento.

_¿Cómo lograste concurrir al teatro? – pregunte curiosa.

_Él trabaja de sereno en una compañía de seguridad todas las noches. Jamás me atreví a salir, pero era tanta la ansiedad de ver Romeo y Julieta, que tomé un taxi y fui. La entrada la había guardado en mi cartera. Sospecho que la vio y guardó silencio. A la salida estaba esperándome, me golpeó de tal forma que usted puede observar mi cuerpo como quedó. Salió a la fuga, pedí auxilio y me trasladaron a casa.

_No te veo el rostro golpeado…

_Es muy hábil. Sus golpes son en el cuerpo para evitar que lo denuncie – dijo desesperada. Me mostró sus llagas y quedé impresionada, moretones, lastimaduras, zonas oscuras hinchadas.

_¿Vives bajo el mismo techo con él?

_Le he implorado que se marche, pero desiste de hacerlo. Perdones, ruegos, promesas, juramentos, arrepentimientos, excusas tomando el papel de víctima, siendo yo la culpable de todo. Luego de esos arrebatos me dice que me ama tanto que por eso, es celoso. Antes le creía, ahora pienso que estoy ante un enfermo mental. Me mató, me ahogó, nunca quedo bien con él y a cada instante temo su reacción. Llegué al límite de la cordura.

_¿Pusiste en algún momento la denuncia por violencia de género? – pregunté ansiosamente.

_¡No! Me amenazó que si lo hago me quita a mi hija, se va lejos y nunca más los vería.

Los llantos comenzaron a interrumpir sus palabras.

_Emy… tienes confusos los conceptos: amor, celos, manipulación. Son temas delicados para aclararlos hoy. En tres días vuelve a la misma hora y te explicaré la diferencia entre ellos. En ese lapso piensa, analiza, reflexiona, en cual de esos términos lo encuadras a él. Cuídate mucho y cuando comience con las agresiones verbales, abraza a tu hija en silencio, que así no te hará daño.

_Mil gracias Elizabeth, sé que usted me enseñará el camino correcto que debo realizar.

Me quedé alterada, porque es el momento de frenar un futuro femicidio.

Seguí con los preparativos de la boda, con las invitaciones, que a William (el payaso que encontró a sus hijos) le enviaré tres, con la ilusión de verlos presentes. William me llamó comunicándome que todo marchaba bien; hay encuentros, visitas, charlas, confidencias entre ellos. Él sabe que es un proceso, pero, no tan extenso como el suponía.

Entre tantos altibajos, siempre hay una alegría que compartir: el amor de Damián (Romeo) y Stefanía (Julieta), que nos contagian la felicidad, que se une a la de Samuel y la mía.

Compartan conmigo estos nuevos acontecimientos en el próximo capítulo, como también la charla con Emy para evitar un futuro femicidio.

Elizabeth, creación ficticia de Mercedes Davire de Llaver

 


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