Literatura
Actualizado el 31 de Diciembre de 1969


Fabula del Mono y la Gacela


Tercera entrega del espacio literario de ARN Diario, hoy compartimos un relato de Facundo Valdivieso.

“Fabula del mono y la gacela”

Había una vez en un pequeño bosque un mono.

Como todo animal de sus características, tenía un gran potencial para generar empatía con los demás y hacer sentir bien a sus amistades más cercanas.

Todo parecía dicha y felicidad para este personaje; pero en el fondo llevaba consigo un gran pesar.

Pues, su mayor problema radicaba en encontrar un complemento para su vida. Alguien con quien compartir su felicidad. Alguien a quién realmente quisiera y pudiera hacer feliz.

Un día, mientras trepaba un árbol que dejaba ver una hermosa pradera, divisó a una gacela que bebía agua de un estanque.

Inmediatamente, se deslumbró con la figura de aquel majestuoso ser y pensó que podía ser su oportunidad.

Durante un tiempo frecuentó lugares comunes donde podría verla para contemplarla en silencio. Esto al principio lo conformaba, pero luego, quiso ir más allá y decidió comunicarse.

Pero por más simpático y agradable que pareciera el primate, había un inconveniente lógico.

¿Cómo una bella gacela podría enamorarse de un simple mono?

No hablaban el mismo lenguaje y ni siquiera eran de la misma especie.

Consciente de esto, el mono decidió aprender un nuevo idioma con tal de sorprenderla y dar a conocer sus verdaderos sentimientos a su platónica mujer.

Un día, por fin tomó coraje y pudo hablarle. Conversaron en varias oportunidades y hasta pudo ilusionarse con la chance de enamorar a su bella gacela.

Ella, por momentos quiso conocerlo y hasta parecía entusiasmarse de alguna manera.

Una noche, cuando la luna estaba en su mayor plenitud, ella decidió dar por terminada esa relación que aún no comenzaba, dejando muchas dudas en la mente y el corazón del simpático mono.

Le expresó que le parecía un gran personaje y que la razón por la cual lo que había no iba a prosperar era que estaba conociendo a otro ser.

Inmediatamente. Él, no pidió más explicaciones y dijo entender lo que sucedía ya que no era la primera vez que le ocurría algo similar por imaginar, fantasear y soñar con alguien de tan inmensa belleza.

Y así, sin desear interferir en nada, el mono se alejó de la gacela, deseándole muchas felicidades, dado que cuando se estaban conociendo, supo que tampoco le había ido bien en el amor.

Moraleja: muy pocas veces trae buenos resultados el idealizar e intentar una conexión con alguien de características diferentes, ya que puedes intentarlo pero muy difícilmente se emparejen monos con gacelas.

Sobre el autor: Facundo Valdivieso es Licenciado en Comunicación Social y docente de Comunicación Social y Taller de Periodismo

Nota de la redacción: Quienes deseen publicar en este espacio se tienen que comunicar afuertesarndiario@gmail.com


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