Literatura
Actualizado el 31 de Diciembre de 1969


La Escoba


Horacio Mirón como otros abogados del foro mendocinos, conoce historias por los expedientes a los que tuvieron acceso, pero también por ser personas que gozaron, sufrieron y fundamentalmente vivieron y por eso algunos nos regalan sus relatos, que en ARNDiario tenemos el placer de publicarlos.

La Escoba

Mi mamá me pegaba con una escoba

Sé que mi vieja me ama con devoción

lo leo en sus dulces ojos de tiempo

Y sé, que siempre va a hacerlo,

como mi viejo o mis hermanas siempre lo harán

 

También lo sé porque a veces,

dentro de ese mundo que es una familia,

creció el amor como un árbol perenne

de un bosque lleno de árboles de infinitos tamaños y colores,

algunos muertos, escondidos, escondiendo

***

Recuerdo que lo hacía con la escoba:

con las partes de las plumas porque no hacen daño

(y mi juventud cuerpo grande siempre fue flaco)

o con la parte de la punta,

punzando alguna borrachera

que se había quedado más de lo previsto

en el tabaco de la noche

 

Era una forma de comunicarse

ahora lo veo

cuando no hacía nada por mí mismo y se desesperaba

y se llenaba de miedos o …

 

En realidad más que pegarme me rozaba

(releo de viejo gordo)

De ninguna manera acariciarme, pues

solo aprendió a acariciarme envejeciendo, resignando timidez

o después de que le dije que su marido había muerto

o después que le dijeron que una de sus hijas había muerto

(pues yo ya no pude)

 

Y aquella escoba decía más

La escoba, siempre de ella y de nadie más, decía mucho más

Claro, era su herramienta de trabajo. Una de ellas

Siempre trabajó. Y nunca dejó de hacerlo

aun cuando ama de casa no era un trabajo

en la consideración política o poética

Y también era su bastón porque le costó caminar desde niña

 

Y nunca la necesitó para defenderse pues

jamás fue agredida como mujer, ni golpeada

Siempre satisfizo su pacto de amor

construyendo su familia en ese pacto social con mi viejo,

limpiando la basura, haciendo comidas, cociendo, emparchando

y a veces vendiendo chucherías para ayudar

o para tener una platita propia

 

Mi viejo siempre la respetó con ternura: no levantó la voz del macho

solo discutían o discutieron por mí y los futuros de sus hijas

yo creía que mi viejo era un cobarde por no imponerse

o no ser rico o no tener mujeres o no revelarse a sus patrones

veía televisión de cabaret porteño y discutía mi masculinidad en la escuela y en la calle

y muchos escobazos fueron por ser violento con mis hermanas

mis bellas y maravillosas hermanas,

para quienes nunca he sido…

 

Hoy advierto aquel árbol,

sus ramas, sombras y haces que se filtran

son, creo, lo que puedo proponer a una familia nueva

en la microbiología de otro amor…

 

Se que fue otro tiempo. Otro mundo.

Otro universo aquel de la escoba,

donde muchas cosas no se decían, ni se dijeron y nunca se dirán

no todas buenas y muchas malas, o algunas pequeñas y bellas

Muchas no se decían ni siquiera en poemas

Horacio Mirón


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