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Actualizado el Martes 17 de Abril de 2018


Día del Poeta Mendocino


Roberto Mercado nos recuerda que la legislatura mendocina declaró "El día del poeta mendocino" al 21 de abril, fecha en que nació Armando Tejada Gómez en 1929

Canillita, lustrabotas, poeta, letrista, escritor y locutor mendocino, Armando Tejada Gómez nació en Mendoza en el seno de una familia de descendientes de huarpes,? de trabajadores rurales de muy escasos recursos. Fue el anteúltimo de 24 hermanos. Quedó huérfano de padre a los cuatro años, razón por la cual su madre debió repartir a los hijos. Armando fue criado entonces por su tía, quien le enseñó a leer.

Armando Tejada Gómez es sinónimo de la resistencia cultural latinoamericana de los años 60 y 70. Fundador del Movimiento del Nuevo Cancionero junto a Mercedes Sosa, Oscar Matus, Eduardo Aragón y Tito Francia (1963), compuso en 1969 la letra de Canción con todos, considerada el himno popular de América Latina.

Comenzó a trabajar a los 6 años, como canillita y luego lustrabotas. A los quince años se compró un ejemplar del "Martín Fierro" que le despertó la pasión por la lectura y la poesía. Simultáneamente se despertó en él la inquietud por las injusticias sociales, volviéndose un activista político.

Ya adulto, Tejada Gómez reflexionó sobre su niñez de la siguiente manera: “Supe que no querían que jugara conmigo, porque yo era la forma del pánico y el hambre y la más descarada miseria por el mundo”.

En 1950 obtiene un empleo como locutor en LV10 Radio de Cuyo, que alternó con su trabajo como obrero de la construcción. Comenzó a componer canciones junto al músico Oscar Matus, también mendocino y quien fuera luego esposo de la cantante Mercedes Sosa, en lo que sería una larga sociedad y con quien escribiría canciones como "Los hombres del río", "Coplera del viento", "Tropero padre" (inspirada en su padre), entre muchas otras.

El poeta político

Tejada Gómez participó activamente en la campaña de la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) que lideraba Arturo Frondizi. Resultó elegido diputado provincial. Al año siguiente sin embargo se alejó del bloque radical intransigente, desencantado con el giro del frondizismo hacia un "desarrollismo" y terminó afiliándose al Partido Comunista ? En 1960 Tejada terminó su mandato y volvió a su empleo de locutor en LV10.

Recibió muchos premios literarios pero el que más le impactó (según él) fue el que recibió por su libro “Tonadas de la Piel) El libro ganó un concurso organizado por Gildo D'Accurzio, un esforzado imprentero mendocino, obteniendo como premio la edición. El libro fue prologado por el poeta salteño, Jaime Dávalos.

La cuna del NUEVO CANCIONERO

En un rincón de Luzuriaga, al fondo del patio había un pimiento cuya sombra atestiguó los versos que luego cantaría Mercedes Sosa, acompañada por Oscar Matus y Tito Francia en guitarras. La casa de Armando fue luz y vida del hito musical y cultural expandido hacia toda Latinoamérica en el año 1963.

Quien iba a decir que el “Nuevo Cancionero Popular” salió desde Maipú, Mendoza, antes del auge de la “Bosa Nova” brasileña y la “Nueva Trova” cubana, como prueba dura de lo nuevo y sometida a la indiferencia. En lo sucesivo; llegan nombres y hombres habitantes de cuanto transgrede la historia; Víctor Nieto, David Caballero, Horacio Tusoli, Martin Ochoa, Perla Barta, Graciela Lucero, Chango Leal, Emilio Prosetti, Clide Villegas, Eduardo Aragón, Juan Cedero y tantos más que estuvieron y apoyaron a este grupo reducto de tanta libertad, a la conjurada democracia practicada y alejada sutilmente de los poderes y el tanto ético tintinear desgajándose. Sin atisbos, con ideológica fe y activa militancia sin censura ya hecha renacimiento democrático y cultural dentro de nuevas canciones. Canciones y poemas de tierra firme creciendo entre las venas del hombre que la habita, juglares desparramando un grito de esperanza por la patria entera y sus costados, al solo lema ya inmortalizado de que; “Si hay que esperar la esperanza, más vale esperar cantando…”

Y fue así, tan así de envolvente que detrás del Nuevo Cancionero se encolumnaron Cesar Isella, Víctor Heredia, Ramón Ayala, Marian Farías Gómez, Los Trovadores, el Cuarteto Zupay, Luis Ordoñez, el Dúo Salteño, Buenos Aires 8, Ginamaria Hidalgo, Horacio Guarany, Ariel Petrocelli, Contracanto, Cuchi Leguizamón, Jaime Dávalos, Chito Ceballos, Ángela Irene, Los Andariegos, José Ángel Trelles, Rosa Rodríguez Gerling, Hamlet Lima Quintana, Jacinto Piedra y tantos otros. Allí nació el sueño, en un boulevard de Luzuriaga.

Manifiesto del Nuevo Cancionero

La búsqueda de una música nacional de contenido popular, ha sido y es uno de los más caros objetivos del pueblo argentino. Sus artistas, desde los albores de una expresión popular propia han intentado, con distinta suerte, incorporar la diversidad de géneros y manifestaciones de que disponían a su sensibilidad con el propósito de cantar al país todo.

Ya Carlos Gardel, en los inicios de los modernos medios de difusión, incursionó como autor e intérprete tanto en el género nativo, donde empezó su relevancia, como en el género típico ciudadano, que encontró en el tango su forma más completa de expresión. Otros géneros, populares entonces, como el vals, la polka, etc., no resultaron tan eficientes para traducir el modo de ser y sentir de las amplias capas populares del país creciente.

En la búsqueda de su expresión, el artista popular adoptó y recreó los ritmos y melodías que, por su contenido y su forma, se adaptan más totalmente al gusto y los sentimientos del pueblo.

Esa interrelación entre el artista creador y el pueblo destinatario de sus obras, dio nacimiento al tango que, penetrado de la circunstancia viva de las masas, sería desde entonces la canción popular por definición, dada la preeminencia que en lo cultural, político, social y económico tendría, también desde entonces, Buenos Aires sobre el resto del país. La deformación geo-sociológica que este hecho político provocó en todos los órdenes de la vida del país, debía alcanzar también a la música nacional de inspiración popular.

Se relega al interior, hombre, paisaje y circunstancia histórica, y el país acentúa su fachada portuaria, unilateral, y por lo tanto, muchas veces epidérmica. Porque durante muchas décadas el país fue eso: un rostro sin alma, aunque el tango, con su palpitante crónica dolorosa (Contursi, flores, De Caro, Los Caló, Discépolo, Manzi y tantos otros fácilmente identificados) reclamará desde sus noches insomnes por el cercenamiento del espíritu nacional y por la amputación feroz del país total.

Es que el tango, merced a su buena suerte, ya había caído del ángel popular a las manos de los mercaderes y era divisa fuerte para la exportación turística. Fue entonces cuando lo condenaron a repetirse a sí mismo, hasta estereotipar un país de tarjeta postal, farolito mediante, ajeno a la sangre y el destino de su gente.

Entonces, se perpetró la división artificial y asfixiante entre el cancionero popular ciudadano y el cancionero popular nativo de raíz folklórica. Oscuros intereses han alimentado, hasta la hostilidad, esta división que se hace más acentuada en nuestros días, llevando a autores, intérpretes y público a un antagonismo estéril, creando un falso dilema y escamoteando la cuestión principal que ahora está planteada con más fuerza que nunca; la búsqueda de una música nacional de raíz popular, que exprese al país en su totalidad humana y regional.

No por vía de un género único, que sería absurdo, sino por la concurrencia de sus variadas manifestaciones, mientras más formas de expresión tenga un arte, más rica será la sensibilidad del pueblo al que va dirigido.

No hay pues, para el hombre argentino, un dilema entre tango y folklore, música ciudadana o música regional, tipismo o nativismo. El dilema real del hombre argentino es, en este plano de sus intereses, o desarrollo vital de su propia expresión popular y nacional en la diversidad de sus formas y géneros, o estancamientos infecundo ante la invasión de las formas decadentes y descompuestas de los híbridos foráneos.

Hay país para todo el cancionero. Sólo falta integrar un cancionero para todo el país.

Una toma de conciencia: el auge de la música nativa

En estos momentos, Buenos Aires y el país todo, asisten a un poderoso resurgimiento de la música popular nativa, que ha motivado la inquietud por interpretar este fenómeno. Hay quienes se inclinan por considerar este resurgimiento como una moda, a la manera de tantas que suelen asolar a la gran capital cosmopolita, puerto de todos los puertos. Pero un ceñido análisis de nuestra realidad, no puede menos que alejarnos de ese supuesto. Nosotros afirmamos que este resurgimiento de la música popular nativa, no es un hecho circunstancial, sino una toma de conciencia del pueblo argentino.

En lo que respecta a Buenos Aires, apuntamos este hecho: debido al auge industrial que se inicia a raíz de la Segunda Guerra Mundial, la capital, recibió el aporte masivo de inmensos contingentes humanos del interior del país. Ellos traían junto a la esperanza de una vida mejor en la gran ciudad, sus raídas guitarras y la magia de sus paisajes natales. A la postre, serían el mercado que exigiría cada día más música nacional nativa y que terminarían por imponer al hombre y la mujer porteños, un gusto y una pasión inquietante por este inmenso y abismal país continente. Todo el país comenzó a verse a sí mismo en el cancionero, sospechando que a sus espaldas, un mundo cautivante y desconocido se había puesto en movimiento.

El auge de la música folklórica es un signo de la madurez que el argentino ha logrado en el conocimiento del país real. Son los primeros síntomas masivos de una actitud cultural diferente; ni desprecio ni olvido.

El país existe. El pueblo del interior ha realizado ya la tercera fundación de Buenos Aires, esta vez desde adentro. La conciencia de ese ser en el país es irreversible y sus implicancias más profundas de las que el cancionero nativo es sólo su forma más visible, informarán y conformarán en adelante su destino histórico. Pero este descubrimiento de la tierra, esta valoración cultural nueva que intentamos desentrañar, debe ser ampliada y profundizada, so pena de que se pierda en el tráfago de los intereses creados y paralizantes. Si para muchos, este hecho resulta una distracción o un espectáculo en ir más allá de sus apetencias inmediatas, el artista creador con vocación nacional y raigambre popular, debe burlar esta trampa.

Que no le escamoteen ni al artista ni a su pueblo, esta toma de conciencia, es lo que se propone el NUEVO CANCIONERO.

Raíces del Nuevo Cancionero

Hasta el advenimiento de Buenaventura Luna y Atahualpa Yupanqui, el cancionero nativo se mantuvo en la etapa de formas estrictamente tradicionalistas y recopilativas. Se vertía el tema tal cual había sido hallado: en su versión primaria con pocos y esporádicos aportes creadores que, casi sin excepción, se esforzaban por respetar el canon tradicional.

De este celo por las formas originarias y puras, sobrevendrán luego los vicios que quieren hacer del cancionero popular nativo, un solemne cadáver.

En su tiempo, cuando lo principal era la difusión de la canción nativa, este estilo y este concepto, tuvo una innegable justificación y esa labor de tantos abnegados cultores y difusores de la canción vernácula, nos merece un alto respeto. Entonces, el cancionero carecía de un sitio hondo y visible en la sensibilidad de amplios sectores del país; era natural y lógica la insistencia en mostrarlo tal cual era o había sido su origen.

Pero fue la fijación en ese estado lo que degeneró en un folklorismo de tarjeta postal cuyos remanentes aún padecemos, sin vida ni vigencia para el hombre que construía el país y modificaba día a día su realidad.

Es con Buenaventura Luna, en lo literario y con Atahualpa Yupanqui, en lo literario musical, con quienes se inicia un empuje renovador que amplía su contenido sin resentir la raíz autóctona.

A ese hallazgo se sumará luego el aporte de músicos, poetas e intérpretes de las nuevas generaciones que, urgidos por desarrollar esa yeta de la sensibilidad popular, han protagonizado el resurgimiento actual.

Tanto Luna, como Yupanqui, surgen de las dos regiones más ricas en expresiones musicales: el Norte y Cuyo.

Estos, sin ser los únicos, son los más representativos precursores por la calidad y la extensión de sus sobras y en su vocación de expresar renovadamente la canción popular nativa señala su origen el NUEVO CANCIONERO.

¿Qué es el Nuevo Cancionero?

EL NUEVO CANCIONERO es un movimiento literario-musical, dentro del ámbito de la música popular argentina. No nace por o como oposición a ninguna manifestación artística popular, sin como consecuencia del desarrollo estético y cultural del pueblo y es su intención defender y profundizar ese desarrollo. Intentará asimilar todas las formas modernas de expresión que ponderen y amplíen la música popular y es su propósito defender la plena libertad de expresión y de creación de los artistas argentinos.

Aspira a renovar, en forma y contenido, nuestra música, para adecuarla al ser y el sentir del país de hoy.

EL NUEVO CANCIONERO no desdeña las expresiones tradicionales o de fuente folklórica de la música popular nativa, por el contrario, se inspira en ellas y crea a partir de su contenido, pero no para hurtar del tesoro del pueblo, sino para devolver a ese patrimonio, el tributo creador de las nuevas generaciones.

¿Qué se propone el Nuevo Cancionero?

El NUEVO CANCIONERO se propone buscar en la riqueza creadora de los autores e intérpretes argentinos, la integración de la música popular en la diversidad de las expresiones regionales del país.

Quiere aplicar la conciencia nacional del pueblo, mediante nuevas y mejores obras que lo expresen.

Busca y promueve la participación de la música típica popular y popular nativa en las demás artes populares: el cine, la danza, el teatro, etc., en una misma inquietud creadora que contenga el pueblo, su circunstancia histórica y su paisaje. En este sentido, adhiere a la inquietud del Nuevo Cine, como también a todo intento de renovación que intente testimoniar y expresar por el arte nuestra apasionante realidad sin concesiones ni deformaciones.

Rechaza a todo regionalismo cerrado y busca expresar al país todo en la amplia gama de sus formas musicales.

Se propone depurar de convencionalismos y tabúes tradicionalistas a ultranza, el patrimonio musical tanto de origen folklórico como típico popular.

Alentará la necesidad de crear permanentemente formas y procedimientos interpretativos, así como obras de genuina identidad con el país de hoy, que enriquezcan la sensibilidad y la cultura de nuestro pueblo.

Desechará, rechazará y denunciará al público, mediante el análisis esclarecido en cada caso, toda producción burda y subalterna que, con finalidad mercantil, intente encarecer tanto la inteligencia como la moral de nuestro pueblo.

EL NUEVO CANCIONERO acoge en sus principios a todos los artistas identificados con sus anhelos de valorar, profundizar, crear y desarrollar el arte popular y en ese sentido buscará la comunicación, el diálogo y el intercambio con todos los artistas y movimientos similares del resto de América.

Apoyará y estimulará el espíritu crítico en peñas, y organizaciones culturales dedicadas a la difusión de nuestro acervo, para que el culto por lo nuestro deje de ser una mera distracción y se canalice en una comprensión seria y respetuosa de nuestro pasado y nuestro presente, mediante el estudio y el diálogo formativo de nuestras juventudes.

EL NUEVO CANCIONERO luchará por convertir la presente adhesión del pueblo argentino hacia su canto nacional, en un valor cultural inalienable.

Afirma que el arte, como la vida, debe estar en permanente transformación y por eso, busca integrar el cancionero popular al desarrollo creador del pueblo todo para acompañarlo en su destino, expresando sus sueños, sus alegrías, sus luchas y sus esperanzas.

TITO FRANCIA - OSCAR MATUS - ARMANDO TEJADA GOMEZ - MERCEDES SOSA

VICTOR GABRIEL NIETO - MARTIN OCHOA - DAVID CABALLERO - HORACIO TUSOLI

PERLA BARTA - CHANGO LEAL - GRACIELA LUCERO - CLIDE VILLEGAS

EMILIO CROSETTI - EDUARDO ARAGÓN.

Fuentes: Lucio Albirosa - Dirección de Cultura Patrimonio y Turismo Municipalidad de Maipú – Roberto Mercado – Diario Marcha - Agencia Regional de Noticias

 


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