Una mirada necesaria sobre la Guerra de Malvinas
El gran Jorge Luís Borges relató la historia de dos jóvenes, uno argentino, inglés el otro que coinciden en el frente de batalla. Juan y John, acaso un espejo, una sola cara de la moneda y la misma congoja ante las irreverencias del poder.
En el relato Borges menciona una “época extraña” en la que se sitúan las vidas de los personajes, se caracteriza por ser hombres de distintos países, con lealtades, un pasado sin duda heroico, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Se encontraban en una situación de guerra, con ideologías totalmente opuestas.
El escritor muestra que los protagonistas tienen vidas paralelas, ya que uno vive en Argentina (Juan) y otro era de origen inglés (John), pero ambos tenían las mismas pasiones, de autores diferentes.
Borges con su conocida ironía escribe sobre un presente del “El planeta había sido parcelado en distintos países” mostrando lo difuso de las nacionalidades que han llevado a enfrentamientos donde se perdieron y se pierden miles de vidas que no tenían nada que ver con el conflicto.
Por Carlos Fuertes para la Agencia Regional de Noticias
Juan López y John Ward.
Les tocó en suerte una época extraña.
El planeta había sido parcelado en
distintos países, cada uno provisto de lealtades,
de queridas memorias, de un pasado
sin duda heroico, de derechos, de agravios,
de una mitología peculiar, de próceres de
bronce, de aniversarios, de demagogos y de
símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos,
auspiciaba las guerras.
López había nacido en la ciudad junto al
río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad
por la que caminó Father Brown.
Había estudiado castellano para leer
el Quijote.
El otro profesaba el amor de Conrad, que
le había sido revelado en un aula
de la calle Viamonte.
Hubieran sido amigos, pero se vieron
una sola vez cara a cara, en unas
islas demasiado famosas, y cada
uno de los dos fue Caín,
y cada uno, Abel.
Los enterraron juntos. La nieve
y la corrupción los conocen.
El hecho que refiero pasó en
un tiempo que no podemos entender.
Jorge Luis Borges, 1985.