En el Día de la Partida del Padre de la Patria, Recordamos su Paso por Mendoza
Don José de San Martín consideró a Mendoza el rincón predestinado para la gesta heroica, luego fue su refugio y lugar de descanso
El medio social y cultural de la nueva provincia era propicio para la gesta libertadora. A principios del siglo XIX las costumbres de la época colonial prevalecían en el ambiente social de Cuyo.
Algunos eran más iguales que otros
No todos los habitantes de las colonias americanas eran iguales ante la ley. Los españoles de nacimiento establecidos en América monopolizaban todos los empleos de importancia. Los criollos o sea los hijos de españoles nacidos en América, o los descendientes de estos, eran mirados con desconfianza por la Corte, y eran por lo general excluidos de los cargos superiores. Pero en cambio formaban mayoría en los Cabildos, seleccionados por su positiva jerarquía, y como dice el abate Molina, “generalmente dotados de buen ingenio. Excelentes sujetos en filosofía, metafísica y teología, grandes juristas y cabales estudiantes de ambos derechos”. En las provincias de Cuyo domino siempre el elemento criollo. La tercera clase la constituían los mestizos, mezcla de indio o aborígenes que aunque protegidos por las leyes, fueron prontamente diezmados por el desplazamiento natural de la nueva raza en formación, o por las arbitrariedades que se cometieron contra ellos. La última clase social la constituían los mulatos y los negros traídos de África, que por lo general eran esclavos, transportados por los ingleses y holandeses. Además, se habían establecido en Cuyo algunos centenares de ingleses y portugueses que fueron prisioneros en la Colonia e internados por el Virrey Cevallos en 1762. Entre ellos vinieron algunos oficiales que se dedicaron a la agricultura, al comercio y a la enseñanza, con muy escasos medios.
La ingenuidad política
El agrupamiento de las poblaciones agrícolas de Mendoza y San Juan fue favorable a la cultura mutua y al desarrollo de las artes y oficios mecánicos, manteniendo por su alejamiento de los centros exteriores una idiosincrasia propia de unidad y de progreso común. Esta población, estando aun en toda la ingenuidad de su experiencia política, le hacia imaginarse la libertad como lo contrario a la odiosa tiranía. San Martín, que pertenecía a la clase de los criollos americanos y resulto ser, en el medio cuyano, el gran psicólogo de hombres, y demostró desde su llegada ser también el gran sociólogo conductor de pueblos. Al hacerse cargo del mando, San Martín ya había visitado San Juan y San Luís, donde puso de subintendentes a De la Rosa y a Dupuy al servicio de sus planes de alta política, en pro de la emancipación americana.
Buen recibimiento
San Martín fue recibido con extraordinarias muestras de adhesión por el pueblo mendocino, y con el alborozo que era propio del prestigio que lo precedía, tanto por su brillante carrera en España, su triunfo de San Lorenzo, y su capacidad de organización demostrada en el Ejercito del Norte. Para dar la pauta de la exaltación jubilosa que experimento el pueblo de Mendoza al recibir la noticia del nombramiento y llegada de San Martín como Gobernador Intendente, basta consignar textualmente lo que escribe el celebre cronista contemporáneo Hudson “los corazones mendocinos se estremecieron de vivo entusiasmo a la presencia del joven General, en cuya noble figura contemplaban el mas distinguido tipo del héroe, del favorito de la victoria, y la personificación de los futuros triunfos de la causa americana en la gran epopeya a que se lanzaron denodados los hijos del Plata”. Su recepción fue festejada con las más vivas demostraciones de adhesión y amor hacia su persona, y desde entonces jamás Mendoza desmayo en un solo día de la idolatría que tuvo por el General San Martín.
Llegó al gobierno cuyano precedido de un renunciamiento
San Martín inicio su gestión en Cuyo con un renunciamiento a los innumerables que pueden contarse en la vida gloriosa del Gran Capitán. Al saber el Cabildo de Mendoza el nombramiento de San Martín como Intendente de Cuyo, invocando el voto del vecindario le anuncio que se había preparado casa en que alojarlo, el Libertador contesto, que en el curso de su vida no había experimentado sentimiento igual al rehusar la primera prueba de afecto de una corporación de un pueblo al que estaba dispuesto a consagrar su existencia, al no aceptar su generoso ofrecimiento. EL CABILDO insistió en su homenaje. Ante este hecho el Libertador transigió manifestando que para que no se atribuyese a desaire su negativa, aceptaba el alojamiento por el tiempo necesario para dejar a unos y a otros en el lugar que les correspondía, sacrificio de conciencia que solo hacia en beneficio y honor de los habitantes de Cuyo. Es decir, que el forjado extraordinario del destino de América, empieza por mostrarse al pueblo de Mendoza asistido por su rigurosa probidad, y con una moral tan cimentada, que eran una manifestación explicita e inconfundible de la idea inspiradora y de los propósitos realmente perseguidos para realizar la hazaña extraordinaria que se había propuesto, para lo cual, no deseaba tener ligaduras de compromiso.
Pidió el cargo de Gobernador Intendente de Cuyo
En una carta dirigida a Nicolás Rodríguez Peña dice: En la misma comunicación comenta su delicado estado de salud y pide que lo nombren Gobernador de Cuyo, ya que desde allí organizaría una pequeña fuerza de caballería para llevar adelante la expedición libertadora a Chile. Estando en Córdoba reponiéndose de su enfermedad, recibió la novedad de que el Director Supremo Gervasio Antonio de Posadas lo había designado gobernador cuyano, tal como ansiaba. La intendencia de Cuyo estaba integrada por las provincias de Mendoza, San Juan y San Luís. Vivían en la región unas 43.200 personas.
Se rodeó de colaboradores eficaces y honestos
El Libertador arribó a Mendoza el 7 de setiembre de 1814 en permaneció hasta el 23 de enero de 1817, cuando emprendió el viaje hacia Chile. Su gestión administrativa fue muy importante y desempeñó el gobierno con amplios poderes: poder ejecutivo, legislador, juez, edil y jefe militar; pese a la amplitud de responsabilidades, ejerció el cargo lejos de las tentaciones del despotismo. Sus virtuosas cualidades se manifestaron durante toda su gestión y tuvo el mérito de rodearse de colaboradores eficaces, como los tenientes gobernadores Toribio de Luzuriaga en Mendoza, José Ignacio de la Rosa en San Juan y Vicente Dupuy en San Luís.
El pueblo cuyano se expidió en su favor
El pueblo cuyano lo amaba y por eso, cuando el Director Supremo Alvear lo reemplazó por el coronel Perdriel, el pueblo mendocino y los Cabildos de San Juan y San Luis estallaron en un sólo grito: "¡Queremos a San Martín!". Otra muestra de gratitud del pueblo mendocino fue la declaración de "Ciudadano Honorario y Regidor Perpetuo" en 1821, cuando ya no era gobernador y estaba lejos de Mendoza. Entre sus acciones más destacadas se encuentran la difusión de la vacuna antivariólica; el embellecimiento de la vieja Alameda, el dictado de normas que impulsaron la industria y el comercio; la prohibición de construir balcones y ventanas voladas que obstruían el paso de los transeúntes; etc. En materia educativa creó la primera biblioteca mendocina, dictó instrucciones a los maestros de escuela, prohibió los castigos corporales a los escolares y contribuyó a la creación del colegio de la Santísima Trinidad, primer establecimiento educacional mendocino de enseñanza secundaria.
Impulsor del desarrollo de Tierras del Este
Lo que hoy conocemos como Tierras del Este fue favorecida por la impronta del Gran General, fue él con su impronta que favoreció la apertura de canales de riego.
La cabecera de la zona es sin lugar a dudas el histórico departamento de General San Martín, es el único delineado y tutelado por el Gran Capitán de los Andes, fundado el 20 de diciembre de 1816, en estas tierras Don José Francisco de San Martín, vivió entre el 4 de febrero y el 4 de noviembre de 1823. Antiguamente conocidas como "Los barriales", marcaron el punto final de su permanencia en el país...
Las Bóvedas
De la Antigua casa construida por el General San Martín, sólo quedaban ruinas. En 1905 la Chacra fue adquirida por Ricardo Palencia, quien no sólo cultivó las tierras del lugar sino que además construyó una casa con techos abovedados en homenaje al Libertador a la que llamó "Las Bóvedas". La misma que para el General San Martín fue hasta el fin de sus días: "Mi Tebaida", su añorada tierra, que conservó por siempre pese a que esta no le generaba ningún rédito económico, sin embargo en su interior profesó hasta el fin de sus días un gran aprecio y apego a este terruño, sin duda añorando siempre su regreso para pasar allí sus últimos días tal como lo planeo luego de su alejamiento de la escena política y militar. Esta "Su Tebaida": su refugio, su lugar de descanso.